En Málaga, pedir café no sigue los términos habituales que pueden encontrarse en otras partes de España o en el extranjero. La ciudad ha creado un sistema propio, muy preciso, que se basa en la proporción de café y leche en la taza. Este modo de nombrar los cafés se popularizó a mediados del siglo XX gracias al Café Central y desde entonces se ha extendido por muchas cafeterías de Málaga y de su provincia.
La lógica es sencilla: cada denominación indica la cantidad de café en relación con la leche. Así, cualquier persona puede ajustar exactamente la intensidad que desea en su bebida. Estos son los principales tipos:
Solo
Un expreso puro, sin leche. Corto, intenso y fuerte.
Largo
Parecido al solo, pero algo más largo. El sabor es más amargo e intenso, ya que pasa más agua por el café.
Semi Largo
Un punto intermedio entre el solo y el largo. Sigue siendo intenso, pero menos que el largo.
Solo Corto
Un expreso muy corto, todavía más concentrado que el solo. La textura resulta más densa, casi como un jarabe.
Mitad
Literalmente “mitad”. Se prepara con la misma cantidad de café que de leche. Es el punto medio del sistema malagueño y una de las opciones más habituales.
Entre Corto
Situado entre el corto y el mitad. El café sigue predominando, pero la leche suaviza su fuerza.
Corto
Un expreso con una pequeña cantidad de leche. El café sigue siendo el protagonista, aunque con un toque más suave.
Sombra
Como su nombre indica, el café queda en segundo plano, como una “sombra”. La leche es mayoritaria y el sabor más suave.
Nube
Casi toda leche con apenas un rastro de café. Es la opción más ligera de todas.
Este vocabulario forma parte de la vida cotidiana de Málaga. Para los malagueños, pedir un sombra o un mitad es algo tan común como pedir pan. Para quienes visitan la ciudad, puede resultar extraño al principio, pero una vez entendido, se convierte en un sistema muy práctico para ajustar el café al gusto exacto de cada persona.
